La Morbosidad
y el
Informe del Presidente
El interés por la ceremonia solemne, en la que el Presidente de México Vicente Fox Quesada, rendiría su sexto y último informe de gobierno, fue morboso y, el final, logró satisfacer esa morbosidad.
Dirán: “Valió la pena el tiempo invertido en estar frente al televisor”, parte de la tarde del primero de septiembre. “Mejor que la academia o el hermano mayor”.
Claro está que, otros, montaron en cólera y todavía no acaban de arrojar maldiciones sobre “los salvajes e irresponsables” diputados y senadores del Partido de la Revolución Democrática y, reprochar su comportamiento.
A un número reducido de personas comunes, por no afirmar que a nadie, le interesaba el contenido del informe presidencial. Aunque pudiera ser breve.
Era el final de una prueba de resistencia la que no se quería perder.
Ver si Vicente Fox Quesada, era capaz de llegar hasta la tribuna del Congreso de la Unión, a leer su último informe de gobierno.
El final fue de suspenso. ¿Hasta dónde llegaría? ¿Qué se haría para impedirlo? Porque estaba confirmado que iría, pese a las advertencias de la bancada del PRD, incluyendo diputados y senadores, de que no se le permitiría leerlo.
Los diputados y senadores perredistas, le ganaron la carrera.
Cuando menos se esperaba, ellos fueron los primeros en estar en la tribuna y no bajarse hasta que quisieron. El Presidente de México llegó a la puerta, nada más. No estaban las condiciones dadas para que diera un paso rumbo al interior. Entregó el documento, dio media vuelta y, se fue.
Un espectáculo lamentable y, más, cuando su difusión fue internacional, aunque algunos coincidan en que, el Presidente de México, al final de cuentas ganó en imagen.
Vicente Fox Quesada, ha logrado ser el primero en muchas cosas: El primero en llegar a la Presidencia después de décadas en manos del Partido Revolucionario Institucional; el primero en cometer tantos errores en sus discursos, durante un sexenio; el primero en impulsar a la esposa para que le sucediera en el cargo y, ahora, el primero en no rendir su último informe de gobierno en el recinto del Congreso de la Unión.
En la política mexicana, de manera constante está el: “se acabaron los tiempos en que...”.
¿Quién se atrevía a decir que a pocos, pero muy pocos le interesaban los informes del Presidente de la República, priísta, en turno? Nadie.
En algunos lugares del país, en las plazas públicas, se colocaban bocinas y, de ellas, brotaban cifras y más cifras millonarias que a nadie le importaban y pocos llegaban a comprender su magnitud.
Se hablaba de obras y más obras que gente del pueblo, si acaso ponía poca atención, ni siquiera ubicaba el lugar lejano donde se habían realizado, porque no conocías más allá de su pueblo.
Las respuestas de los funcionarios federales, estatales y municipales, tras permanecer horas y horas sentados ante el televisor, era la misma que la de los representantes de organizaciones y sectores empresariales: “Un informe realista...”.
Y fuera quien fuera el funcionario, al año siguiente se repetía: “Un informe realista...”.
Ahora, cuando no se rindió el informe realista, se tiene más que comentar y opinar.
El país, sigue adelante.
Esto es lo más importante.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home