domingo, octubre 31, 2010

Diálogo y consenso
en Baja California


Desde el momento en que se conoció la victoria de los priístas en Baja California, en las elecciones del 4 de julio de 2010, estaba adjunto el anuncio de una medición de fuerzas, a partir del primero de octubre, entre el Poder Ejecutivo, que encabeza José Guadalupe Osuna Millán y el Poder Legislativo, con una mayoría de diputados del Partido Revolucionario Institucional, que deja de lado la postura de los legisladores pertenecientes a otros partidos políticos que son minoría.
La confrontación se da de acuerdo a lo esperado.
El mismo día primero, se dieron “los tiros de calentamiento”, cuando se habló del por qué los diputados del Revolucionario Institucional y de otros partidos, no asistieron a la ceremonia que tuvo lugar en el Teatro del Estado y, durante la cual, Osuna Millán habló de los logros de su administración, durante su tercer año de gobierno. Los comentarios al respecto, no tuvieron mayores consecuencias.Justificar a ambos ladosApenas transcurrían veinte días del mismo mes de octubre, cuando el Jefe del Poder Ejecutivo del Estado, vetó, al negarse a publicar en el Periódico Oficial del Estado, de acuerdo a sus facultades, las reformas a la Ley Orgánica del Poder Legislativo del Estado.
Por supuesto, argumentó la posición adoptada.
El veto, fue interpretado en el Congreso, como una declaración de guerra.
La presidenta de la XX Legislatura, Nancy Guadalupe Sánchez Arredondo, habló de que se insistiría en las reformas a la Ley mencionada.
Durante los últimos veintiún años, de tener el poder en sus manos por décadas, el Partido Revolucionario Institucional, pasó a ser oposición en el Estado y, el Partido Acción Nacional, a ser gobierno.
Al finalizar la década de los noventa, el PRI, no tenía una idea clara de cómo actuar en su papel de oposición y, el PAN, no sabía a ciencia cierta que hacer para gobernar con éxito en Baja California. Con los años, en ambos casos, se tuvieron sus avances.
En la actualidad, de nuevo, en una forma por demás increíble, porque así lo decidieron los ciudadanos que acudieron a las urnas el 4 de julio, los priístas tienen en sus manos la mayoría en la XX Legislatura y la titularidad de los cinco municipios de la Entidad.
Las diferencias que se viven entre los poderes Ejecutivo y Legislativo, se han vivido en una u otra forma, con mayor o menor intensidad, durante esos veintiún años a los que nos referimos. Los priístas, sobrevivieron cuando los panistas eran mayoría y, dada la experiencia priísta, en las negociaciones, hasta sacaron provecho de esas diferencias políticas, a base del diálogo y el consenso.
Si los ciudadanos estaban satisfechos o no con el actuar de los panistas, su respuesta se dio en el pasado proceso electoral.
La gran sorpresa a la fecha, es que se transmite la sensación de que la lección dejada por la alternancia en el poder, para mantener una buena relación entre los poderes Ejecutivo y Legislativo, sin llegar a someter a una u otra parte, no se aprendió y, a estas alturas quien paga las consecuencias, es Baja California.
Los priístas y, en especial la diputada Sánchez Arredondo, pueden caer en la soberbia que tanto le criticaron a los panistas. Están muy a tiempo de corregirse, por supuesto, sin dejar de ser críticos.
En ocasiones, la actual Presidenta de la XX Legislatura, parece asumir el lugar que le corresponde al diputado Julio Felipe García Muñoz, como coordinador de la fracción parlamentaria del PRI, tal y como lo ha señalado la diputada panista María del Rosario Rodríguez Rubio.
A lo que se ha visto, Nancy Guadalupe Sánchez Arredondo, trascenderá como integrante de la actual Legislatura y como Presidenta de la misma, aunque sin duda su actuación será más reconocida y menos criticada, si cuida esos límites a los que se refiere la diputada Rodríguez Rubio.
Por otra parte, es un acierto el que se acepte el diálogo en el que participarán el Gobernador del Estado, los integrantes del Poder Legislativo, alcaldes, dirigentes de los partidos políticos y todos los que estén invitados para el evento que se realizará en el curso de la primera semana de noviembre, en Mexicali. Que asistan con la convicción no sólo de atraer los reflectores, ni de someter o defender posturas equivocadas; más bien con el convencimiento de que los acuerdos deben de beneficiar a los bajacalifornianos.
El diálogo y el consenso son urgentes. No hay duda.