Banamex
y sus cobradores
y sus cobradores
Durante meses, llaman a diario a un domicilio particular y, no entienden razones: Se equivocaron de número telefónico. No aceptan, son tercos equivocados.
Hombres y mujeres son los cobradores de Banamex que molestan a quien nada les debe.
Sin un dejo de educación, preguntan por una persona desconocida en ese domicilio.
Se les respondió, desde la primera vez que llamaron, que marcaron al número equivocado.
Y empiezan con sus preguntas: “¿Lo conoce?”. “No se conoce a esa persona”. Y siguen: “¿Desde cuando vive ahí?”…
Con eso de la inseguridad que existe en el país, con eso de los secuestros, extorsiones, intentos de chantajes y demás, se les corta la conversación.
Al día siguiente, por la mañana, de nuevo con la misma monserga.
– Número equivocado.
Y se les cuelga.
Por la tarde, otra vez.
Preguntan por una persona que nadie conoce en esa casa, que nunca ha vivido en ella, que ni siquiera ha tenido ese número de teléfono, tomando en consideración la antigüedad en la asignación del mismo.
Un día, después de semanas y meses de decir: “Número equivocado” y colgarles, una dama demuestra un poco de atención cuando se le dice, con el objeto de que dejen de molestar, que de seguro existe un error. Se identifica como una persona de Banamex y ofrece reportar la equivocación y corregir. Considera que se tuvo una falla al capturar el número telefónico.
El error no es corregido. Continúan las molestias. ¡Increíble!
Ahora llaman a las seis de la mañana. En cuanto empiezan a preguntar por la persona que nadie conoce, al menos a la casa a la que están llamando por teléfono. Se les corta la llamada. ¿Para qué decirles que marcaron un número equivocado?
Insisten con su necedad, con su ignorancia, con su falta de educación, de sentido común, de razonamiento... Día tras día. ¿Por eso les pagan? Son tercos equivocados y se les paga.
Se decide enfrentarlos de nuevo:
– Número equivocado y por favor tomen nota para que dejen de molestar.
– La persona dio ese número –responde la mujer en tono autoritario.
– No se le conoce. ¿Por qué no corrigen el error?
– Es culpa de la empresa telefónica…
Ahora a la empresa Teléfonos del Noroeste, le “cargaron el muertito”. ¿Qué les parece? ¿Qué quiso decir? ¿Qué la empresa proporciona a los bancos los números de sus clientes?
¿Quién es capaz de sancionar a Banamex y a sus necios cobradores por asaltar impunemente la privacidad de quienes nada les debe?
Eso no es todo.
Hace semanas se recibió en la misma casa habitación, una llamada proveniente de una grabación. Amenazadora, intimidante y… equivocada.
Ahora ni siquiera mencionan el nombre del deudor desconocido en la casa, van directos. Por no atender las llamadas –¿cómo quieren que las atienda el insolvente si llaman al número equivocado?– su cuenta será turnada en dos días a otra instancia.
Todavía le dan una oportunidad:
Que se comunique a Banamex al número 01800 830 06 20.
Pueden estar seguros de que, mientras siguen llamando a ese domicilio particular, donde no vive ni se conoce al deudor, jamás se reportará al número indicado. Menos recuperarán su dinero.
Ahí no termina el asunto.
Sus amenazas no son ciertas:
Viernes 20 de noviembre de 2009.
De nuevo la misma oportunidad, la misma advertencia, el mismo número, la misma institución: Banamex.
Y… una vez más:
Número equivocado.
Hombres y mujeres son los cobradores de Banamex que molestan a quien nada les debe.
Sin un dejo de educación, preguntan por una persona desconocida en ese domicilio.
Se les respondió, desde la primera vez que llamaron, que marcaron al número equivocado.
Y empiezan con sus preguntas: “¿Lo conoce?”. “No se conoce a esa persona”. Y siguen: “¿Desde cuando vive ahí?”…
Con eso de la inseguridad que existe en el país, con eso de los secuestros, extorsiones, intentos de chantajes y demás, se les corta la conversación.
Al día siguiente, por la mañana, de nuevo con la misma monserga.
– Número equivocado.
Y se les cuelga.
Por la tarde, otra vez.
Preguntan por una persona que nadie conoce en esa casa, que nunca ha vivido en ella, que ni siquiera ha tenido ese número de teléfono, tomando en consideración la antigüedad en la asignación del mismo.
Un día, después de semanas y meses de decir: “Número equivocado” y colgarles, una dama demuestra un poco de atención cuando se le dice, con el objeto de que dejen de molestar, que de seguro existe un error. Se identifica como una persona de Banamex y ofrece reportar la equivocación y corregir. Considera que se tuvo una falla al capturar el número telefónico.
El error no es corregido. Continúan las molestias. ¡Increíble!
Ahora llaman a las seis de la mañana. En cuanto empiezan a preguntar por la persona que nadie conoce, al menos a la casa a la que están llamando por teléfono. Se les corta la llamada. ¿Para qué decirles que marcaron un número equivocado?
Insisten con su necedad, con su ignorancia, con su falta de educación, de sentido común, de razonamiento... Día tras día. ¿Por eso les pagan? Son tercos equivocados y se les paga.
Se decide enfrentarlos de nuevo:
– Número equivocado y por favor tomen nota para que dejen de molestar.
– La persona dio ese número –responde la mujer en tono autoritario.
– No se le conoce. ¿Por qué no corrigen el error?
– Es culpa de la empresa telefónica…
Ahora a la empresa Teléfonos del Noroeste, le “cargaron el muertito”. ¿Qué les parece? ¿Qué quiso decir? ¿Qué la empresa proporciona a los bancos los números de sus clientes?
¿Quién es capaz de sancionar a Banamex y a sus necios cobradores por asaltar impunemente la privacidad de quienes nada les debe?
Eso no es todo.
Hace semanas se recibió en la misma casa habitación, una llamada proveniente de una grabación. Amenazadora, intimidante y… equivocada.
Ahora ni siquiera mencionan el nombre del deudor desconocido en la casa, van directos. Por no atender las llamadas –¿cómo quieren que las atienda el insolvente si llaman al número equivocado?– su cuenta será turnada en dos días a otra instancia.
Todavía le dan una oportunidad:
Que se comunique a Banamex al número 01800 830 06 20.
Pueden estar seguros de que, mientras siguen llamando a ese domicilio particular, donde no vive ni se conoce al deudor, jamás se reportará al número indicado. Menos recuperarán su dinero.
Ahí no termina el asunto.
Sus amenazas no son ciertas:
Viernes 20 de noviembre de 2009.
De nuevo la misma oportunidad, la misma advertencia, el mismo número, la misma institución: Banamex.
Y… una vez más:
Número equivocado.